martes, 22 de febrero de 2011

El petróleo ¡estúpidos!, no la fotovoltaica.

Javier García Breva, presidente de la Fundación Renovables, reflexiona en este artículo de opinión sobre los últimos acontecimientos fotovoltaicos. El “atropello” contra los pequeños inversores a los que se dificulta seguir adelante con sus instalaciones fotovoltaicas, las palabras como las de José Luis Rodríguez Zapatero en las que hablaba de burbuja fotovoltaica e inmobiliaria como dos fenómenos equiparables, o el olvido gubernamental de hablar de los riesgos del petróleo y del gas. Son acontecimientos que le llevan a exclamar: “El petróleo ¡estúpidos!, no la fotovoltaica”.


Cuando la semana pasada se votaba la Ley de Economía Sostenible en el Senado no pude dejar de pensar en un buen número de parlamentarios que son conscientes del atropello – que con su voto- se estaba cometiendo contra miles de pequeños propietarios de instalaciones fotovoltaicas. Cuando escuché al Presidente del Gobierno comparar la burbuja fotovoltaica con la burbuja inmobiliaria concluí que ésta es la culminación de una estrategia bien elaborada para construir una realidad ficticia sobre la auténtica verdad de la cuestión energética de España.

Para empezar, la burbuja inmobiliaria surge de una liberalización total del suelo fomentada con bajos tipos de interés y una codicia del sistema financiero, también liberalizado, implicando a toda la economía española en un monocultivo productivo con las nefastas consecuencias que ahora estamos pagando. Por el contrario, el sector  renovable ha estado y sigue intervenido al 100%, de forma que todo lo que se ha hecho en fotovoltaica, se ha hecho cumpliendo la normativa aprobada y publicada en el BOE. Esa es la seguridad jurídica que ha convencido a miles de pequeños inversores para instalar fotovoltaica en la creencia de que, con la garantía del BOE, la seguridad se amparaba en la apuesta por el cambio de modelo energético hacia “más renovables y menos nuclear” como anunció en su primer debate de investidura en 2004 el Presidente del Gobierno, este Presidente del Gobierno.

Con la crisis financiera de 2008, el modelo inmobiliario y bancario se derrumba destrozando el futuro a toda una generación de jóvenes por carecer de otra especialización productiva. Al final, se ha encontrado un culpable y, en consecuencia, las cajas de ahorros desaparecerán y serán los bancos los que harán que el sector que originó la crisis, emerja como protagonista en el nuevo reparto del poder económico que se está gestando.

Pero la crisis de 2008 nació mucho antes con la subida de precios del petróleo que, desde 2004 a 2008, pasó de 20 a 147 dólares por barril. Esa es la causa de la subida de tipos de interés y la ruina de las hipotecas basura. La recesión económica tiene en España un efecto inesperado, como es la disminución de la demanda energética, hasta tal punto, que el exceso de generación cuestiona la rentabilidad de todas las inversiones realizadas desde 2002 en las tecnologías convencionales, especialmente ciclos combinados de gas que son tecnologías totalmente liberalizadas, es decir, realizadas libremente por las personas físicas o jurídicas que quisieron hacerlo sin ningún tipo de control.

Cuando se inicia el año 2011, asistimos a una nueva escalada del petróleo con el agravante de una crisis revolucionaria en todo el norte de África y Oriente Medio de consecuencias imprevisibles para nuestra seguridad de suministro. El precio de los combustibles fósiles amenaza la recuperación económica. Lo han dicho ya la Agencia Internacional de la Energía y el Banco Central Europeo; y la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) ha acordado no aumentar la oferta y mantener los precios altos, con lo que se dan todos los ingredientes para una crisis por el encarecimiento de las materias primas energéticas. Para España, con unas importaciones de gas y petróleo en 2010 de más de 31.000 M€ y unos sobrecostes de 14.000 millones más por los desvíos en las previsiones presupuestarias de 2010 y 2011, realizadas con precios más bajos, la dependencia de los combustibles fósiles –como bien decía Mariano Marzo en un artículo reciente- está en estrecha correlación con la deuda soberana.

Llegados a este punto, lo más sensato sería aprovechar la oportunidad de impulsar otro modelo energético más seguro y sostenible y lo más razonable sería apostar por una menor dependencia de las fuentes energéticas que importamos de fuera y fomentar la producción  con las renovables, que son autóctonas, desarrollando una nueva especialización productiva. Por el contrario, se ha decidido defender los intereses de la parte liberalizada del sistema: petróleo, gas, carbón, gran hidraúlica y nuclear y frenar en seco el mercado de las tecnologías renovables, que es la parte intervenida del sistema. Y en esa parte también se ha encontrado un culpable: la fotovoltaica. Si eso fuera cierto se debería haber comunicado ya que ni va a subir la luz ni a crecer el déficit de la tarifa. Pero no va a ser así porque la fotovoltaica no está en el origen de ninguna de las dos. Mientras no se modifique la conformación de precios del pool eléctrico y el método de subastas que fijan el precio de la tarifa de último recurso, los consumidores seguirán pagando nuevas subidas. Siempre es bueno encontrar a quién echarle la culpa y repetirlo machaconamente hasta convertirlo en verdad irrefutable.

Frente a la realidad energética que atraviesa el mundo parece que el Gobierno se hubiera inventado otra realidad que nadie hasta ahora nos había contado: no se habla de los riesgos del petróleo y del gas y sólo de la fotovoltaica, como si ésta fuera la culpable de la subida del crudo. Reducir el mercado de renovables y arruinar la fotovoltaica con medidas retroactivas sólo es un ejemplo de incompetencia, porque va a perjudicar más la posición de nuestra deuda soberana y porque va a incrementar los costes más gravosos del sistema energético: las importaciones energéticas y las emisiones de CO2. Y esto pasa porque se ha carecido de estrategia energética desde que hace quince años, cuando la fotovoltaica no era nada, alguien decidió que la única política válida era la de bajar el recibo de la luz y que la diferencia con su coste real la pagasen los consumidores futuros.

El único delito de la fotovoltaica ha sido ser la tecnología de generación más accesible a rentas medias y, por lo tanto, incontrolable por los grandes grupos energéticos. Hay un paralelismo entre la crisis financiera y la crisis energética y la fotovoltaica tan solo es una cortina de humo para no hablar de las causas de nuestros problemas energéticos. En el fondo estamos ante un capítulo más del nuevo reparto del poder económico en el vendaval de la crisis.

Javier García Breva
Presidente de la Fundación Renovables

viernes, 11 de febrero de 2011

Desarrollan un spray que convierte una ventana en un panel solar

Un grupo de científicos trabaja en una innovación tecnológica que espera revolucionar las formas de generar energía hasta ahora conocidas. Se trata de un spray que convierte una ventana en un panel solar.

Por primera vez la ciencia desarrolló con éxito e integró sin problemas de visibilidad compuestos del medio ambiente sobre un vidrio para así obtener electricidad en una ventana.

Y es que hasta antes de "SolarWindow", generar electricidad sólo era posible mediante el uso obligado de un metal en el proceso de producción, compuesto que terminaba por impedir que la luz pasara a través de la ventana debido a su composición.

Pero este nuevo avance logró sustituir dicho bloqueo de visibilidad que producía el metal por compuestos naturales del medio ambiente que funcionan como contactos polares negativos para así acumular la energía.

Asimismo, los responsable de dicha innovación señalaron que, además, ésta nueva forma de generar electricidad significa una gran avance en lo que se refiere a reducción de costos y tiempo
"En términos comerciales, la nueva tecnología de pulverización podría traducirse en ventajas de fabricación importantes para nuestro SolarWindow, incluyendo ahorros de costos, la producción de alta velocidad, y el depósito a temperatura ambiente. Barreras comunes para el éxito comercial de tecnologías innovadoras de energía solar", sostuvo el grupo de científicos.

Por último, los profesionales señalaron que el una vez que el producto se ocupe para su uso comercial, no descartan la posibilidad de rociar capas solares directamente en especies de películas delgadas para un masivo que espera reemplazar a los actuales paneles en las azoteas de los edificios, ya que los fabricantes cifran en un 300% la cantidad de energía generada en relación a la producida por los paneles.

Más información en http://newenergytechnologiesinc.com/solarwindow.

Fuente: http://www.emol.com

lunes, 7 de febrero de 2011

La mitad de las empresas de energía fotovoltaica cierran.


Las grandes instalaciones de energía fotovoltaica, es decir, los huertos solares que han proliferado en la geografía alicantina en los últimos años, han llegado a su fin. Durante los años del "boom", entre 2005 y 2008, se constituyeron más de un centenar de empresas en la provincia atraídas por el "negocio del futuro" que generaba beneficios que parecían tan ilimitados como los rayos de sol que utilizaban y cuya inversión estaba amortizada antes de ocho años. Así fue, según coinciden diversos expertos, hasta la última legislación en la materia, que limita tanto la cantidad de energía que puede generar cada instalación -ha pasado de 3.000 megavatios a un techo de 500- como las primas, es decir, el precio que se pagaba por kilovatio producido. Resultado: el cierre de más de la mitad de las mercantiles y expedientes de regulación de empleo en la mayoría de las que quedan. "Vamos, que hemos pasado de ser un referente en el sector a prácticamente irrelevantes", resume un alto cargo de una empresa.

Sin embargo, según explica el presidente de la Asociación Provincial de Empresas del Sector de la Energía de Alicante (Asener), Fernando Amat, "aunque esta parte del sector de las renovables está efectivamente en descomposición, las que han apostado por la reconversión sobreviven". La tendencia, augura Amat, será crear un mayor número de instalaciones pequeñas y el fin de las grandes porque "hasta 20 kilovatios siguen siendo rentables". Aún así el golpe ha sido duro y se llevó por delante durante 2009, fecha de la primera limitación estatal, el 90% del empleo temporal y el 30% del fijo en España, además de inversiones extranjeras a través de cuyos fondos se disparó el crecimiento del sector.

Sin embargo, el resto de las renovables continúan al alza. El presidente de Asener, que agrupa a 50 firmas, recuerda que las directivas europeas obligan a todos los países miembros a disminuir en un 20% tanto las emisiones de gases invernadero como el consumo de energía primaria mediante la eficiencia energética, alcanzar una cuota global del 20% de energías renovables en el consumo final bruto de energía y aumentar un 10% las energías renovables en el transporte. "En Alicante tenemos emprendedores y tenemos empresas punteras a nivel internacional que están desarrollando tecnología de energías renovables; hay mucho futuro, se están haciendo cosas muy interesantes y en este sector se creará empleo", dice convencido Amat.

De hecho, según los datos aportados por la Agencia Valenciana de la Energía (Aven), los alicantinos invirtieron en 2010 un total de 8,8 millones en energías renovables, de los que esta agencia subvencionó 244 proyectos, mientras que el año anterior ayudó a implantar 205 proyectos con 1,3 millones. Este incremento significa que, a priori, las administraciones son conscientes del reto. La energía solar térmica fue la más solicitada y la que recibió más ayudas, especificaron fuentes de la Aven, con 810.000 euros para respaldar 97 iniciativas. Se trata de utilizar la energía solar para el agua caliente sanitaria, la calefacción, calentamiento de agua para procesos industriales e incluso para la climatización de las piscinas. Y también destinó 142.000 euros a fotovoltaica pero para proyectos de autoconsumo.

El apoyo público, teniendo en cuenta el coste de las inversiones, es vital porque, como explica el presidente de Asener, "para que funcione un kilovatio debe valer lo mismo si se produce por medios convencionales o renovables y lo mismo con el gasoil o la gasolina, si no, no es competitivo, a pesar de que las convencionales siguen subiendo de precio". Pero también es importante su labor en cuanto a generar negocio y a concienciar a la sociedad con campañas, aunque en estos momentos tampoco las arcas públicas están ni mucho menos boyantes. Como dice otro experto del sector, la idea de obligar mediante el último Código Técnico de la Edificación a que todos los edificios nuevos cubrieran entre un 50 y un 60% de su gasto energético con renovables fue todo un acierto, pero irónicamente añade que "ahora mismo es como cuando dices que Dios le da pan a quien no tiene dientes porque el ladrillo ha caído en picado". Aún así desde el sector aplauden este tipo de iniciativas, como el certificado de construcción basado en la eficiencia que prepara el Consell.

¿Y el futuro? En opinión de Amat, pasa por la innovación, los sistemas mixtos, la energía geotérmica, la hidráulica y las empresas que se dediquen a la eficiencia energética. Estas últimas realizan una completa auditoría ambiental e indican a empresas, organismos o comunidades de vecinos los sistemas que pueden aplicar para ahorrar costes y ellos se cobran sus servicios de este ahorro. También juega un papel básico la concienciación ciudadana y la educación. "Hay formas de ahorrar mucho dinero pero ahora la gente no quiere oír nada de desembolsos aunque en un año lo hayan amortizado", comentan.

Fuente: informacion.es