jueves, 2 de septiembre de 2010

Entrevista a Philippe Enaud, consejero delegado de Dalkia en España.

Philippe Enaud lleva 23 años en Dalkia, filial de la francesa Veolia de servicios de eficiencia energética y medioambiental, y su entrada en la dirección de la división española en 2006 realmente es "una vuelta". "Los ocho años anteriores los pasé en América Latina, llevando a cabo la implantación de la empresa en Argentina, Chile, Brasil y México, pero antes de eso, dediqué otros dos años a España", explica.

Dirige en la actualidad una empresa de 2.939 empleados que prevé facturar este año unos 465 millones de euros, "el triple de lo ingresado hace cinco años y un 30% más que en 2009".

¿Qué peso específico tiene España dentro de Dalkia a nivel global?

En el grupo, España debe representar el quinto centro de negocios por facturación y por número de empleados. Están Francia, Italia, República Checa y nosotros estamos luchando por el cuarto puesto con Polonia. Los países del Este tienen mucho peso por las redes de calor que ya existen allí.

¿Cuál es el negocio más fuerte?

Un cuarto de las ventas lo representa la filial solar, con la que ya hemos realizado 120 proyectos que suponen unos 115 megavatios (MW). Entre un 25% y un 30% de la facturación proviene de la parte de instalación y acondicionado para edificios y el resto, entre un 40% y un 50%, responde a toda la parte de eficiencia energética y mantenimiento de instalaciones de distintas tecnologías.

¿Qué perspectivas de crecimiento manejan a medio plazo?

Hasta 2010, nuestro objetivo era pasar de menos de 200 millones en ventas a superar los 400 millones. En nuestro plan 2010-2020, aspiramos a alcanzar los 1.000 millones de euros de ingresos en España, que es, a día de hoy, la facturación de Dalkia en Italia. Este incremento se hará posible, por un lado, por los proyectos de eficiencia energética y de otro, con los contratos llave en mano de centrales de biomasa.

¿Y la parte solar? ¿No entra dentro de sus perspectivas?
El negocio solar lleva meses en una situación inestable en España. Es un sector que ha sufrido un cambio radical. La división puede seguir conociendo éxitos en Italia, India o Marruecos pero actualmente, es un mercado muy volátil. Sin hablar de la legislación, sólo el precio de los módulos fotovoltaicos ha caído en picado y ha vuelto a subir y los plazos de entrega se acortan y alargan. Nosotros estamos acostumbrados a manejar compromisos de inversión a largo plazo y, ahí, las reglas de juego son distintas. Vamos a seguir desarrollando el mercado solar, que fue una revelación, pero no podemos hacer previsiones.

¿Se hace así menos interesante?

A nosotros, estar en un sistema normativo inestable y un ambiente en el que los actores entran y salen, nos preocupa. Necesitamos estabilidad.

¿Qué le parece el entorno regulatorio fotovoltaico en España?
El sistema regulatorio es esencial, pero tienen que garantizar una estabilidad y una visibilidad a largo plazo. No podemos vivir a base de decretos leyes, cambiando cada cuatro meses. Además, el modo elegido por los Gobiernos para desarrollar este sector no es el más adecuado. No funciona. Lo vemos y lo vivimos. Al contrario de las empresas, que intentan aprender de los éxitos y fracasos propios y del mercado, en el sector público falta un poco de humildad y de análisis claro de lo que funciona y lo que no en los distintos países. Se ha tratado de eliminar a los especuladores con los cambios y no se ha conseguido, siguen igual y ganando el mismo dinero.

Hay Gobiernos que licitan anualmente una potencia. Las empresas concursan y se quedan los proyectos más eficientes a nivel económico y técnico, con su correspondiente tarifa. Así, lograríamos un entorno competitivo y profesional.

También se dedican a cuestiones de biomasa. ¿Cómo valora este sector? ¿La prima es suficiente?

Creemos que la tarifa es adecuada. No permite milagros pero evita que entren especuladores. La biomasa es un proyecto industrial, gestionable, que crea empleo. Se irá profesionalizando. Ahora mismo, es un mercado difícil, que requiere paciencia. No sólo son relevantes los grandes proyectos, las pequeñas redes de calor también tienen interés.


Fuente: Noemi Navas (Cincodias.com).

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